Ya hace más de una docena de años que me formé como
anillador, por aquel entonces mi mentor y ahora amigo, Raúl vera, con no poca
paciencia, me impartió clases
magistrales de las que tengo muy gratos recuerdos.
Al norte de una gran metrópoli como es Valencia ciudad, está
la población de Alboraya, entre las últimas huertas se sitúa el barranco del Carraixet
que en su tramo final mantiene constante un flujo de agua dulce hasta su
desembocadura al mar.
Es con la perspectiva del tiempo cuando se valora el trabajo
de otros, de buena gente, que voluntariamente estudia, y protege su entorno.
Regularmente mi compañero se calza su vadeadores y con frío
ó calor atrapa sus pajarillos que con mimo estudia y anilla para que vuelvan a
ser libres y quien sabe donde volver a saber de ellos.
Con gran estima escribo estas palabras para quien el 2014
fue poco amable arrebatándole cosas valiosas de la vida.
Ahí mi sentido homenaje al colega, al ornitólogo, al amigo …..
al hombre del Carraixet.
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